jueves, 26 de abril de 2012

LA CRUZ DE MAYO EN SOCOROMA (NORTE DE CHILE): LA FIESTA DE LA COSECHA

Carlos Choque Mariño
Doctor (c) en Antropología de Estudios Andinos
Pontificia Universidad Católica del Peru


La primera semana de mayo es una fecha importante para el pueblo Aymara, pues se celebra la “Fiesta de la Cruz de Mayo”. Esta celebración religiosa se realiza en los valles de Azapa, Lluta, Codpa, Camarones y en las diversas comunidades de las Comunas de Putre y General Lagos. 

En los valles la festividad no dura más de dos días y se realiza de manera familiar o con los vecinos del sector agrícola donde se encuentra la “Cruz”, en cambio en las comunidades como Putre, Socoroma y algunas comunidades de la precordillera, la fiesta dura más de una semana y tiene como punto relevante procesión de las cruces, las actividades comunitarias y el retorno de las cruces a los cerros sagrado y apachetas, realizándose hermosas y coloridas procesiones acompañadas de música y danzas tradicionales.

En el caso del Altiplano, durante muchos años la fiesta no se realizó en todas las comunidades, porque muchas de ellas habían adoptado la religión evangélica. Sin embargo, la fiesta se continuó realizando principalmente en Visviri y hoy otras comunidades comienzan a recuperar esta tradición. 
Lo característico de esta fiesta es el colorido y adornos de las cruces, que son realizadas por los alférez y pasantes con mucho esmero y cariño, pues la “Cruz” es celosa y severa cuando la actividad se realiza de mala manera. Es una fiesta de fe, rencuentro familiar y aparición de un espíritu comunitario que en la actualidad solo se encuentra en las fiestas rituales, siendo que hace 40 años era una actitud permanente en cada comunidad...


Al vencer los españoles y sus aliados a los ejércitos Quechuas y Aymaras, después de 14 años de sangrienta guerra que aniquiló a los ejércitos andinos, continuaron una serie de guerrillas de otros 30 años, hasta la muerte del último Zapainka Tupac Amaru I en el año 1572. “Las poderosas deidades andinas, antiguamente reverenciadas como fundamentos y guardianes de la civilización aymara, quedaban desahuciadas, con su autoridad deshonrada, sus tesoros dispersados y sus templos arrasados hasta los cimientos”(Nicholas Griffiths, 1998). 
Sobre estas ruinas del Tawantinsuyu, los españoles cambiaron las estructuras políticas, sociales, religiosas del mundo andino y llegó con ello el Cristianismo agresivo e inflexible que buscaba la sumisión de los aymaras y el abandono de la religión andina. Consumada la destrucción física de los templos y el clero religioso, lo que siguió fue la destrucción psicológica de las comunidades aymaras.






La evangelización española fue por tanto, brutal y despiadada, sin embargo, no pudieron aniquilar el espacio sagrado aymara y su religión quedaron subordinados y ocultos. Los primeros curas doctrineros y españoles, tenían la convicción que las prácticas religiosas a la Inti Tata, Chaskakoyllor, Illapa, Phaxsimama, Pachamama, Los Achachilas, Wari, entre otros no eran sino una manifestación del diablo. Es decir, todo lo extraño para ellos, lo satanizaron, por lo cual combatieron al diablo con fervor y fanatismo religioso. 


No se sabe con exactitud cuantos hombres, mujeres y niños murieron en esa conquista religiosa, pero sin duda fueron cientos de miles a lo largo del mundo andino. Un ejemplo de la ceguera religiosa de los primeros curas, fue la campaña de extirpación de idolatrías, donde se enviaban curas investigadores a las comunidades, en donde se interrogaba a la gente sobre sus costumbres y si encontraban que adoraban a la Pachamama o los Achachilas, era enjuiciados por brujería y herejía, en otros casos pueblos completos fueron arrasados por el cura Pablo José Arriaga, como le ocurrió al pueblo de Mollepampa en el valle de Lluta (ubicado a unos 10 kilómetros a oeste de Poconchile) y al pueblo de Pubrisa (Ubicado entre el Santuario de la Virgen de las Peñas y el pueblo de Livilcar) a comienzo del siglo XVII. A pesar de la permanente investigación de los curas doctrineros de Belén y Codpa, las comunidades siguieron practicando sus costumbres religiosas andinas en la clandestinidad. 

¿Qué significa la fiesta de la Cruz de Mayo? y ¿Desde cuándo se realiza?

En las campañas de evangelización española, se empleó como principal estrategia el colocar un “Cruz” sobre los templos de los dioses andinos y sobre las cumbres donde se practicaban las ceremonias ancestrales, de manera de simbolizar la conquista religiosa de ese lugar sagrado y ésta fue la forma de convertir a nuestros ancestros en “cristianos”. Sin embargo, estos nuevos cristianos, “no creían en el cristianismo ni lo entendían pero, por obligación, participaban en los ritos de las primeras iglesias y se convirtió en una costumbre obligatoria”, lo cual significa, que las fiestas ancestrales dirigidas a los dioses andinos fueron vestidas con ropas y forma de religión católica, es decir, se reinterpretó la religión cristiana, lo cual demuestra que los españoles nunca pudieron destruir la religión andina. 


El hombre y la mujer andina escondieron en el catolicismo el culto al Dios Hacedor Thunupa ó Wiracoha y el Inti Tata se asimilo a Cristo, la fiesta del Dios del Rayo, se convirtió en la Fiesta de San Santiago, La fiesta del Dios Wari pasó a ser la fiesta de San Andrés y los lugares de adoración a la Pachamama, pasaron a convertirse en las fiestas Marianas. Los Carnavales a la Anata; las fiestas de San Juan y Corpus Cristi pasaron a remplazar a las fiestas del Machaq Mara, pero en esencia era lo mismo; la fiesta a los Santos Difuntos, vino a reemplazar en nombre a otra antigua fiesta de los Achachilas. En el Caso de la fiesta de la Cruz de Mayo, ésta vino a intentar reemplazar a una de las fiestas más importantes del mundo andino, la fiesta de la cosecha y la fecundidad de los campos. 

A fines de abril y durante mayo, gran parte del mundo aymara vive el periodo de mayor alegría, pues los campos se caracterizan por las flores que adornan las terrazas de cultivo y pequeñas chacras, con la papa, el maíz, la oca, las habas, zapallos y frutas en general que están listas para ser cosechadas. Debemos recordar que en la Anata, el martes de Ch’alla, el abuelo Carnavalón y los santos patronos visitan los campos para bendecirlos, siendo una fiesta de pre-cosecha. 

La Fiesta de la “Cruz de Mayo”, es tanto una ocasión destinada a celebrar las cosechas y tiene como principal destinatario al Inti Tata (cuando se ofrece incienso mirando hacia el sol en el calvario), la Pachamama, los santos y fundamentalmente a la cruz que simboliza a los dioses ancestrales de cada comunidad y los Achachilas (que representan a los espíritus ancestrales de cada comunidad y pueden ser muchos con distinta jerarquía). Por lo tanto, es una fiesta de mucho recogimiento, fe y alegría donde las familias deben reencontrarse y buscar la armonía entre sí y con el espacio sagrado. 

Mas informaciones en: Archivo Arzobispal de Lima; Pablo José Arriaga, 1610[1968]; Joseph Bastien, 1978; Bernabé Condori, 1976; Emile Durkheim, 1915; Carlos Choque, 1998; Van Der Berg, 1992; Manuel Marzal, 1989; Luis Millones, 1990; María Rostworowski, 1983; entre otros.